lunes, 15 de junio de 2009

Morfosintaxis y discurso narrativo en niños

El lenguaje es una característica específicamente humana que desempeña importantes funciones a nivel cognitivo, social y de comunicación. El medio fundamental de la comunicación humana es el lenguaje oral, éste permite al individuo comprender y expresar ideas, pensamientos, sentimientos y conocimientos. El lenguaje hablado, es parte de un complejo sistema comunicativo que se desarrolla entre los humanos y se da producto de un proceso de imitación y maduración gracias a la riqueza de estímulos que otorga el ambiente.

La adquisición del lenguaje oral se entiende como el desarrollo de la capacidad de comunicarse verbal y lingüísticamente a través de la conversación en una situación, contexto y espacio temporal determinados.

Las recientes investigaciones sobre el desarrollo general de los niños, en conjunto a un mejor conocimiento de los factores de riesgo, hacen posible la detección precoz y prevención de retrasos en el desarrollo del lenguaje.

En el lenguaje se compone de una línea receptiva-comprensiva y otra expresiva. Durante el desarrollo del lenguaje oral, siempre la comprensión antecede a la expresión. Entre un niño y otro sólo habrán unas semanas de variación para el desarrollo de la comprensión, mientras que para la expresión la diferencia puede alcanzar varios meses.

CONDICIONES DE DESARROLLO DEL LENGUAJE

Los especialistas llaman al desarrollo del lenguaje en el niño "desarrollo de la competencia comunicativa". Este proceso se inicia desde las primeras semanas de vida, al observar rostros, gestos y al oír las interpretaciones lingüísticas del entorno. Estas verbalizaciones son imprescindibles para crear un desarrollo lingüístico posterior en el infante.

Durante el desarrollo lingüístico evolucionan distintas capacidades comunicativas, tales como la intencionalidad, la intersubjetividad (transmitir y compartir un estado mental) la reciprocidad (protodiálogo: el niño llora, la madre responde tomándolo en brazos, acariciándolo, hablándole), para alcanzar posteriormente las llamadas “rutinas interactivas” donde el adulto y niño realizan juegos de dar y tomar insertando vocalizaciones. Esto da cuenta de como el lenguaje oral parte de una dimensión social y atraviesa por un proceso de refinamiento continuo.

El primer año de vida es trascendental en el aprendizaje del lenguaje. En este periodo, se afinan una serie de capacidades que le permiten al bebé relacionarse intencionalmente de forma preverbal con el adulto.

El bebé, desde el nacimiento presenta capacidad comunicativa, él puede llorar, gemir, percibir estímulos auditivos y de producir sonidos con valor comunicativo, los que equivalen a la manifestación de sus deseos, expectativas y sensaciones. Por lo tanto, el desarrollo del lenguaje en los bebés pasa de una forma global de expresión, en la que participa todo el cuerpo, a una forma diferenciada, en la aplica actividad vocal, sobre un fondo de expresión y comunicación gestual que implican el inicio de comprensión verbal.

Durante los primeros 15 meses de la vida, el niño tiene una importante evolución de la actividad vocal y perceptiva. A nivel productivo, el niño pasa del balbuceo indiferenciado a la emisión exclusiva de fonemas pertenecientes a la lengua materna. Hacia los 6 u 8 meses de edad, el niño comienza a controlar de cierta forma la fonación y la prosodia.

En el niño, el aprendizaje del lenguaje oral no se da en forma aislada, sino que hay una relación entre el contenido, la forma y el uso del lenguaje. Es decir, para dar cuenta del contenido del lenguaje precisa de aprender a reconocer los diferentes contextos para múltiples propósitos.

Entre los especialistas del lenguaje, existe un acuerdo general en el que, salvo excepciones, es posible que un niño hable bien hacia los tres años de edad. Para que esto ocurra deben darse varias condiciones: normalidad de los órganos lingüísticos receptivos (capacidad auditiva o visual y cortical) y productivos (capacidad de ideación y capacidad articulatoria). También es necesaria la exposición del niño a un contexto socializador y lingüístico adecuado.

Factores auditivos

Para la recepción del mensaje hablado imprescindible una audición óptima. Un retraso en la aparición del lenguaje puede indicar defectos a nivel auditivo.

Factores visuales

Los factores visuales son importantes en la comunicación, ya que las miradas recíprocas desencadenan y mantienen la comunicación. Las expresiones corporales (lenguaje kinésico) acompañan naturalmente al lenguaje oral.

Factores neurológicos y cognitivos

Las habilidades cognitivas (integridad neurológica y las suficientes capacidades) y las competencias lingüísticas están estrechamente ligadas.

Factores ligados a las interacciones padres - hijos

Desde las primeras semanas de vida el niño se comunica a través de mímica, gritos, vocalizaciones, llanto, etc. La madre interpreta que estas formas comunicativas tienen sentido, es decir, considera al bebé como un verdadero interlocutor, al que le atribuye intensiones comunicativas. Esta actitud es particularmente importante en la medida en que prefigura la función social del lenguaje. Frente a los actos comunicativos del bebé la madre responde de manera verbal y/o mimo-gestual lo que tiene un efecto reforzador.

Desde los primeros meses, los niños multiplican experiencias perceptivas a través de los sentidos. Sus padres, al comentar dichas experiencias, le ayudan al menor a organizar su entorno, su relación con las personas, los objetos y las acciones.

Entre los comportamientos no verbales manifestados por los bebés, está el apuntar con el dedo, acto que aparece a los 9 meses y el que a los 12 meses adquiere una función social de comunicación. El niño indica con el propósito de atraer la atención de la madre sobre algún objeto. La madre responde nombrando el elemento o acontecimiento ("sí, es el perro"). De esta forma la madre y el niño están "en sincronía", esto es la base de todo diálogo futuro, ya que ambos interlocutores atraen su atención sobre un objeto o acontecimiento para poder "hablar" sobre ello juntos, lo que se denomina atención conjunta.

Las interacciones lingüísticas tempranas son un pre-requisito para el desarrollo del lenguaje, pero no suficientes para la asimilación del sistema lingüístico. El desarrollo óptimo del lenguaje necesita que exista integridad en las capacidades sensoriales y cognitivas del lactante. Las primeras palabras aparecen entre los 12 y los 18 meses. Hacia los 24 meses, la mayoría de los niños empiezan formar sus primeras frases combinando dos palabras.

Pautas del desarrollo

El desarrollo del lenguaje transcurre en etapas, las que comienzan por un desarrollo prelingüístico. Para hacer posible que se procesen los datos sensoriales y así integrar elementos del código lingüístico (requisitos para la comprensión del lenguaje), son necesarias una serie de condiciones:

- Mecanismos internos propios del niño.
- Experiencia que posea un sentido para el niño.
- Facultades de atención (capacidad de centrar la información para que resulte más relevante para un determinado objetivo).
- Experiencia interactiva para desarrollarse.
- Disponibilidad para la comunicación, tanto física como psicológica, entre el niño y las personas que interactúan con él.

La comunicación entre el niño y las personas con las que interactúa debe cumplir por lo menos con dos condiciones:

- Darse a nivel expresivo (estimulando intercambios conversacionales) y a nivel receptivo (respondiendo adecuadamente a las emisiones hechas por el niño).
- Presentar numerosas frases gramaticales correctas.

Siempre es necesario recordar que cada niño presenta un distinto ritmo de evolución en el desarrollo del lenguaje. No todos empiezan a la misma edad ni coinciden en término del proceso, pero dentro de esta variedad, hay márgenes dentro de los cuales se habla de "normalidad".

En el desarrollo del lenguaje oral se distinguen distintas etapas de adquisición lingüística: adquisiciones prelingüística, lenguaje no combinatorio, adquisición de los fonemas y primer lenguaje combinatorio.
Las adquisiciones prelingüística comprenden de los 0 a los 12 meses de edad aproximadamente, durante éstos meses el bebé pasa de la expresión a la comunicación y de ahí al lenguaje oral. En esta etapa el niño aprende del adulto y su entorno, utiliza los mecanismos básicos de la comunicación a nivel preverbal, recurriendo principalmente a las vocalizaciones, las que evoluciona considerablemente durante los primeros 15 meses pasando de los gritos, llantos y balbuceo al control articulatorio presente en la producción de las primeras palabras.

Entre el fin del primer año y el comienzo del segundo, se desarrolla la comprensión verbal. El niño comprende ciertas palabras y expresiones en contextos determinados antes de expresarse a través de éstas, comprende y utiliza gestos con todo el cuerpo, comprende órdenes sencillas y aprende nombrar cosas.

Luego aparece un primer lenguaje no combinatorio, que se caracteriza por el incremento veloz del repertorio léxico comprensivo y expresivo. Su inicio suele coincidir con la aparición de enunciados de dos o más palabras. Estas primeras palabras se caracterizan por usar un número limitado de elementos fonéticos y parecen ser esfuerzos por expresar ideas complejas, ideas que un adulto expresaría mediante oraciones.

Entre la aparición de las primeras palabras y el final de segundo año hay un incremento lento del vocabulario expresivo y comprensivo. Según indicadores generales, el repertorio receptivo pasa de unas 500 palabras a los 30 meses, 1500 a los 48, 2000 a los 5 años.

La primera vocal expresada suele ser la /a/, y en relación a fonemas consonánticos, los primeros en elicitarse corresponden a la labial oclusiva /p/ y en ocasiones la /m/. Este importante acontecimiento en el inicio de las emisiones lingüísticas, permiten al niño emitir, mediante la repetición vocálica, palabras como papá y mamá.

El desarrollo y adquisición de los otros tipos de fonemas, ya sean estos vocálicos y/o consonánticos, finaliza alrededor de los cinco años de edad. La manera en que el menor esté expuesto a un ambiente en el cual escuche distintas emisiones, incidirá en el tiempo en que demorará en adquirirlos, la forma en que los producirá y la facilidad que tendrá para diferenciar las elicitaciones de los demás.

Entre los 4 y 5 años el menor ya posee la capacidad de combinar palabras y así construir frases de toda índole, permitiéndole así la facultad de expresar algo importante para él, sin tener la necesitad de imitar las emisiones de quienes lo rodean.

Cuando culmina esta fase, importante en el desarrollo lingüístico, los niños ya utilizan verbos, después los adverbios, y finalmente el pronombre “yo”, característico del habla de tipo egocéntrico.

El discurso lingüístico propiamente tal se divide en diferentes fases:

Lenguaje telegráfico

Se caracteriza por una mejor pronunciación, entonación y ritmo en las emisiones y también por la omisión de artículos, preposiciones y conjunciones.
Primeras oraciones

La estructuración de las oraciones se desarrolla en tres niveles:

- Patrón u orden de la frase.
- Clases de palabras y funciones.
- El uso de nexos.



Fases evolutivas de la oración

La oración utilizada es de carácter simple, con estructura sujeto + verbo + complemento. En cuanto a la conjugación verbal, empieza a emplear el futuro y surgen las preposiciones para, por, con.

A medida que pasa el tiempo, van surgiendo diferentes acontecimientos importantes en cuanto al normal desarrollo del lenguaje:

- Entre los 3 y 4 años se observan pequeñas prosodias y juegos de motricidad buco-facial, además de la comprensión de emisiones simples. También se llevan a cabo juegos metalingüísticos (familia asociación). Las frases comienzan a alargarse y se usan las interrogantes.
- De los 4 a 5 años las secuencias fonéticas son más complejas. Se observan juegos metalingüísticos, imitación directa y el inicio del discurso narrativo.
- Entre los 5 y 6 años los juegos fonéticos son más complejos y aparecen los trabalenguas y las rimas. En cuanto a los juegos metalingüísticos, éstos son más complejos (análisis, síntesis, semejanzas, seriaciones). Realiza acciones referidas con el discurso narrativo y con conciencia sintáctica.

Dentro del proceso de adquisición del lenguaje existen tres aspectos significativos:

1. Lenguaje receptivo

Consiste en comprender el lenguaje y adquirir el significado de las palabras, para un buen desarrollo de la semántica. Para ello el niño debe percibir y discriminar diferentes tipos de emisiones, seguir instrucciones y poseer memoria auditiva.

2. Lenguaje expresivo

Permite que el niño se exprese mediante gestos, señas o palabras. Es por esto que debe poseer un vocabulario adecuado y preciso para así construir oraciones gramaticales con un orden lógico y secuencial.

3. Lenguaje articulado

Tiene relación con el funcionamiento de los órganos fonoarticulatorios y corresponde a la etapa final del desarrollo lingüístico. Permite la habilidad de construir sonidos, unirlos y así poder expresar nuestras ideas mediante la formación de palabras.

En cuanto a la presencia de algún tipo de alteración, que desvíe el desarrollo normal del lenguaje, se verá claramente reflejado en los aspectos de expresión y/o comprensión en los niveles fonológicos, morfosintácticos, léxicos y pragmáticos.

Bibliografía

- Calderón, N. “Detección de Trastornos del Lenguaje”. Recuperado el día 10 de junio del 2009 de http://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/rehabilitacion-temprana/deteccion_de_ trastornos_del_lenguaje.pdf

2 comentarios:

  1. en eL paper no saLía eL año
    y espero que Les guste
    y aL profe especiaLmente
    y nos ponga un miL
    y cerremos semestre Luego
    y se acabe el semestre
    y saLgamos Luegui de vacaciones
    y, y... aguante eL rock&roll!!!

    así Lo subí como tema a u-cursos... buenas noches

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  2. La verdad es que no me gustó mucho. Interesante el artículo, pero no cumple con los criterios de un "paper biblográfico". revisar coemntario anterior. Nota: 4,5

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